6000 años de Medicina China (parte 3ª)
- De tres minutos a tres horas puede emplear un médico chino en tomar el pulso a un paciente.
- Wang She-ho escribió un tratado sobre «Pulso clásico», hace diecisiete siglos.
- La medicina china tradicional dice que el organismo está compuesto de madera, fuego, tierra, metal y agua.
Lo más característico de la medicina china es su total independencia de otros sistemas exteriores desde los más remotos tiempos.
Las leyendas chinas dicen que el iniciador de la medicina fue el emperador Fu Shi, que reinó hacia el año 2953 antes de Cristo y que fue continuada por los emperadores She Nung (2838 a.c.) y Huang Di (2698-2598 a.c.). Más adelante el Emperador Amarillo, fue considerado como autor del manual de medicina interna conocido por el «Nei Jing» pero hoy día resulta admitido que tal manual no puede ser situado más allá del siglo III a.c. Ello no quita para que el «Nei Jing» pase como texto fundacional de la medicina y tenga una gran autoridad entre los tratadistas chinos.
Otras obras famosas de la medicina oriental china son, por ejemplo, el «Mai Jing» conocido en occidente con el titulo de «Pulso Clásico» compuesto hacia el año 300 después de Cristo: el «Espejo de oro», que es una recopilación de escritos, médicos desde el año 1700 antes de Cristo. Su redacción ultima se debe a médicos de la dinastía Han (202 a.c. – 221 d.c.)
Los cinco elementos del cuerpo
Ya queda dicho que la base tradicional de la medicina china, es la teoría del dualismo cósmico, o sea, el «Yang» y el «Yin».
El Yang es el principio masculino, activo y luminoso, y está representado por el cielo o firmamento.
El Yin es el principio femenino, es pasivo, oscuro, y está representado por la tierra.
El cuerpo humano, como la materia en general, está compuesto de cinco elementos: madera, fuego, tierra, metal y agua. Con ellos están asociados los cinco colores, los cinco tonos.
La salud, carácter, éxito y ventura, todo está determinado por la preponderancia del Yin o del Yang en un momento concreto. En el cuerpo humano, esas proporciones pueden ser controladas, y este es el gran hallazgo de la medicina oriental.
Las enseñanzas de las sectas religiosas prohibían a los chinos la mutilación de los cadáveres humanos. De aquí que la anatomía siguiera en China otros derroteros y profundizaran en la configuración global del organismo.
La anatomía china, se basa también en el sistema cósmico, que postula la presencia de unas estructuras hipotéticas, los 12 canales, o meridianos. El cuerpo contiene cinco órganos: corazón, pulmones, hígado, bazo, y riñones, que almacenan pero no eliminan. Y tiene también cinco vísceras: estómago, intestinos, hiel, vejiga y mucosa.
Cada uno de estos órganos y vísceras está asociado con uno de los planetas, colores, tonos, olores y sabores. Existen además en el organismo humano 365 huesos y 365 articulaciones.
Según los fisiólogos de la medicina tradicional china, se supone que las venas contienen sangre y aire en proporción que varían de acuerdo con el Yin y el Yang.
Estos dos principios cósmicos circulan por los 12 canales, controlan el fluido de las venas, y de ahí, el pulso. El «Nei Jing» dice que la sangre fluye constantemente por un círculo con nueve paradas. Es como un círculo «sin principio ni fin».
También la patología china tradicional depende del Yin y del Yang.
Los médicos chinos, para el diagnostico de las enfermedades preguntaban a sus pacientes sobre el olor, el gusto, los colores, etc., seguros de que cualquier variación experimentada era reflejo de alguna anormalidad.
A ellos se debe la observación de que un cambio de color en el rostro, por ejemplo, la palidez, sea sigo de fiebre. Pero su aportación más importante a la patología es el estudio atento de las alteraciones del pulso.
La Doctrina del Pulso
Fue, Wang Shuhe (180-270), quien hacia el año 280 después de Cristo, escribió el tratado del «Mai Jing» («Clásico del Pulso»).
Este tratado afirma que el corazón depende, en su rítmico latir, del Yang y del Yin. Si una de estas corrientes principales se altera, el resultado es una disarmonía en el cuerpo. El estado de alteración del pulso indicará enseguida en qué punto ha ocurrido esa hipotética obstrucción.
De ahí que los médicos chinos sean unos verdaderos expertos en la toma del pulso, de forma que con tres dedos, y según el lugar donde controlen el pulso, pueden percibir una gran cantidad de variaciones. Estas variaciones (que además son distintas, según los chinos, en los distintos tiempos del año) les ponen en la pista de las posibles enfermedades.
Los médicos chinos son muy meticulosos cuando toman el pulso.
El tiempo mínimo que les ocupa la operación es unos diez minutos, y a veces puede llegar hasta tres horas, cuando pretenden hacer lo que en occidente sería un chequeo.
Una vez diagnosticada la enfermedad o enfermedades, la medicina china se aplica a su curación por medio de tres técnicas distintas: la <<materia médica>>, la moxibustión y la acupuntura.
La primera se apoya en una serie de remedios de carácter mineral, vegetal o animal. De ahí que hayan sido también los chinos quienes mejor han conocido los efectos medicinales de toda clase de ungüentos y hierbas.
Li Shin Cheng recopiló 1000 recetas en un manual.
Pero no eran unas recetas cortas, telegráficas, sino casi extensos tratados sobre un millar de plantas, de forma que su obra ocupo 52 tomos.
De esta y otras obras clásicas de la medicina china, derivó una primera industria farmacéutica, con la que se llegó a un tratamiento eficaz de las más diversas enfermedades, tales como la anemia y la lepra.
Con la hierba conocida como «ma huang» trataban ya hace 4000 años el asma.
La hidroterapia tuvo su origen en China, donde a principios del siglo segundo antes de Cristo había instalaciones de baños calientes, que después conocieron los romanos.
La Moxibustión
Consiste esta técnica en hacer sobre la piel una pequeña perforación sobre la que se echa un determinado ungüento caliente, casi ardiendo, hasta que forma una ampolla. La moxibustión está muy relacionada en la práctica con la acupuntura.