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Riesgos de los Tacones (2 de 2)

Mar 22, 2012 | Acupuntura MCh, Anatomía, Canales-Meridianos

Riesgos de los tacones (2ª parte)

En nuestro anterior artículo sobre el uso de tacones tratamos de exponer los factores biomecánicos y las consecuencias anatómicas del uso inadecuado de zapatos con alzas elevadas por encima de los 4 cm.

En esta segunda entrega exponemos las consecuencias que estas alteraciones tienen en nuestro sistema bioenergético, al objeto de aproximarnos a la génesis de estas disfunciones desde el punto de vista de la Acupuntura.

En lo que se refiere a las consecuencias del uso prolongado de tacones altos, vimos las disfunciones anatómicas que esta costumbre puede acarrearnos en los pies, y sus consecuentes derivaciones hacia articulaciones y sistemas de estabilidad superiores.

Por regla general, una vez instaurada la disfunción, esta podrá objetivarse a través de pruebas de imagen (Rx, TAC o Rm).

Pero… ¿qué está sucediendo con aquellos sistemas menos objetivables a través de pruebas diagnósticas de imagen, pero no por ello inexistentes?

Nos referimos -como no- al sistema energético corporal (Qi) y sus vías de circulación bioenergética (meridianos de acupuntura); porque no cabe duda que la alteración funcional, traerá consecuencias en este sistema de meridianos.

Dentro de las vías de circulación energéticas, existen unas rutas íntimamente relacionadas con zonas o territorios anatómicos y sus estructuras físicas (músculos, tendones, ligamentos y fascias). Estos son los Meridianos Tendinomusculares (en adelante MTM).

Según indica la MTCh estos MTM son la red energética implicada en los movimientos articulares, precisamente por su relación directa con músculos y tendones.

Por otra parte, también sabemos que a lo largo de los circuitos principales de circulación energética (meridianos principales) existen puntos de concentración de energía y sangre (Qi-Xue). Estos lugares son los puntos de acupuntura; que lógicamente también se verán afectados en razón de su proximidad a la zona disfuncional.

Estos puntos son, por otro lado, los coordinadores de la función defensiva endógena y exógena, permitiendo (a través de su intermediación) la comunicación interno-externa. Su afectación tendrá consecuencias indudables en esa homeostasia con el medio.

Dinámica de la energía de los MTM

Los MTM inician su recorrido en los puntos Ting, situados en las extremidades de los dedos.

Estos puntos, son nexo de contacto entre los MTM y los Meridianos Principales (en adelante MP).

Desde estos puntos, los MTM ascienden hasta la región craneal.

Una alteración en el inicio de su recorrido, en este caso en la zona de los pies, va a alterar la dinámica del flujo del Qi en dichos meridianos, y tendrá una influencia más distal en el cuerpo, mediando las cadenas neuromusculares.

Aunque en principio se afecte un solo MTM, el mantenimiento prolongado de una disfunción afectará a los MTM cercanos, incrementando el nivel de afectación musculo-esquelética.

La interacción entre este desequilibrio estructural (Xie) y la respuesta del cuerpo para compensarlo (Zheng) tiene una manifestación corporal que conocemos como DOLOR.

Así pues, la ecuación Plenitud = Xie ↔ Zheng encuentra su lugar en el territorio afectado.

En su período inicial, el estancamiento de Qi (Yü) provoca un estancamiento de sangre (Xue), consecuencia del cual aparece una HIPOXIA y su consecuente sufrimiento tisular, que también se manifiesta como DOLOR.

En una segunda fase, si el estancamiento se cronifica, dicha HIPOXIA se traducirá en una CICATRIZ ENERGÉTICA.

Si la disfunción alcanza este nivel, se verán afectadas inevitablemente zonas distales; así como alterada la dinámica muscular global.

La disfunción muscular acarrea un deficiente funcionamiento de los MTM de la zona afectada. En este caso, de los MTM de Vejiga-Riñón (a nivel del triceps sural, flexores de los dedos e isquiotibiales); y de los de Estómago-Bazo (a nivel del cuádriceps).

La alteración de estos MTM manifestará alteraciones en los músculos del cuello, cara y cabeza (dado su recorrido hasta la región craneal) que pueden traducirse en dolor o incapacidad funcional del cuello, tensión en la mandíbula o cefaleas…

Dinámica de la energía de los MP

El sentido circulatorio de los MP se corresponde con los planos energéticos y sus uniones (cambios de polaridad) Yin y Yang.

Estos cambios de polaridad se realizan a través de los dedos de la mano y del pie, donde llega un meridiano Yin y sale un Yang, o viceversa.

Los tres meridianos Yin del brazo (P – MC – C) son ascendentes, y sus respectivos acoplados (IG – TR – ID) descendentes. También los tres meridianos Yin de la pierna (BP – H – R) son ascendentes y sus respectivos acoplados Yang (E – VB – V) descendentes.

Para este sentido de circulación, consideramos el cuerpo humano en posición energética, es decir, con los brazos en alto por encima del cráneo.

En esta posición, los quintos dedos siempre son externos, y los primeros, internos.

No cabe duda pues que, la alteración de los puntos Ting -situados en los pies- también tendrá consecuencias en la circulación energética de los MP de la pierna, tanto ascendentes como descendentes, y especialmente en lo que se refiere a los cambios de polaridad.

Alteraciones bioenergéticas a nivel local

Como quiera que el presente artículo desarrolla las disfunciones provocadas por la altura de los tacones es obvio que las consecuencias inmediatas de las lesiones se producen a nivel de los dedos de los pies y en la articulación del tobillo.

Ya sea por el desplazamiento del peso corporal hacia la línea de las cabezas metatarsianas, o por la compresión que ejercen las punteras de los zapatos a nivel de los dedos del pie, la barrera de los puntos Ting será la primera afectada y la línea de los Iong la segunda.

Ambas líneas de puntos, localizadas en los ángulos ungueales de los dedos del pie y en los espacios interdigitales, perderán su alineación natural (garantía de una circulación armónica), tornándose “angulosas”. El libre fluir del Qi a través de dichos canales, queda comprometido.

Si se produce una desviación global de las articulaciones metatarsianas (normalmente en sentido latero-externo) con afectación de las primeras falanges de los dedos, los puntos Ting y Iong verán afectadas sus funciones.

Si la disfunción se concentra en el dedo gordo del pie, ya sea generando un Hallux valgus (Juanete) o un Hallux rígidusademás de los anteriores, es evidente que BP3 también se verá afectado; y por extensión, BP4 (Luo de BP y punto de apertura del T’Chong Mai).

Si concomitante o individualmente se presenta afectación del quinto dedo (normalmente con Quintus varus), la afectación alcanzará también a V65.

La instauración del mecanismo lesional provoca una sobredemanda en determinados grupos musculares que traerá como consecuencia una hipertonía y falta de elasticidad (plenitud), activándose el mecanismo de las contracturas musculares.

Inevitablemente, y siguiendo el principio de interdependencia y compensación, esta hipertonía afectará a sus respectivos músculos antagonistas, aunque esta vez la consecuencia será una hipotonía y falta de fuerza (insuficiencia), lo que impedirá “sostener” las estructuras óseas correspondientes.

Sobre esta base, se “asientan” problemas tales como el pie plano o cavo, y los dedos en garra o martillo.

Por otra parte, no podemos olvidar que en la zona dorsal del pie, y en la articulación del tobillo se localizan los puntos de apertura de tres Vasos Reguladores: VB41 (Daimai); V62 (Yang Qiao Mai) y R6 (Yin Qiao Mai); además del Luo de Riñón.

La localización de los canales de BP y R muestra, en la imagen precedente, las dificultades de circulación de la energía a través de zonas donde incluso el flujo sanguíneo se verá notablemente reducido.

A la altura de los tobillos nos encontramos con la barrera de los King, que lógicamente también verá alterada su función dispersante.

Y, a partir de esta altura una circulación energética ya menguada provocará disfunciones ascendentes en las cadenas anteriores y posteriores de los miembros inferiores, alcanzando primero la altura de las rodillas (con afectación a la línea de los puntos Ho) para acabar derivando a la cadera, afectando a la barrera pelviana, umbilical y PPMD de los meridianos Yinde la pierna.

A modo de conclusión, podemos afirmar que un uso inadecuado del calzado (si se prolonga en el tiempo) tiene consecuencias a nivel del “cuerpo energético” y sus canales de circulación, que tarde o temprano provocarán “cicatrices energéticas” con derivaciones al plano físico-funcional (por afectación inicial de los respectivos MTM) y efectos colaterales en los trayectos ascendentes de éstos o de los propios MP.

Esta afectación alcanzará a determinados Vasos Reguladores y Luos cuya circulación se inicia en la zona.

De ahí que, una pauta profiláctica como la apuntada en nuestro anterior artículo sea garantía de un mantenimiento fluido de la circulación energética a nivel de los pies.

 

Riesgos de llevar tacones (parte 1)

Autor de publicación

acumusi

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